lunes, 28 de abril de 2008

Desatar el infierno

Los oficinistas son como zombies. Sólo que, en vez de reptar buscando cerebros, avanzan con paso entumecido cazando rumores.
Que embaracé a la Patova. Que somos novios. Que fue una mala jugada de mi parte para darle celos a Victoria. Que me volví gay. Que quise suicidarme en ese beso.
Pero está bien. Que hablen, que hablen. Ya les arrancaré las lenguas.
Miro el reloj. Falta una eternidad. Levanto la vista. Paz, después de lo que lo hice sufrir, tiene el descaro de sonreír. Y de sonreír maliciosamente. –¿Cuánta verdad hay en que están saliendo?- me pregunta, con tono que pretende ser confidente.
Lo demuelo con la mirada. Paz es como esos periodistas que aparecen en películas situadas entre 1930 y 1950 que, luego de hacer un par de preguntas, salen corriendo atolondrados a una cabina de teléfono para contar lo sucedido. Tan sólo que la cabina con las décadas cambió a la ventanita del MSN.
–No hay verdad en nada de lo que se dice acá.- musito.
Él sonríe. –Porque me llegó el rumor que—
–Y a mí me llegó el rumor que tu novia te dejó y no sabés qué hacer con tu vida.- interrumpo.
Paz baja la mirada y se sienta, taciturno. Sí, la gente puede sentarse taciturnamente.
Miro el reloj. Falta una eternidad para las cuatro y media. Para el simulacro de incendio. Para, en mi estúpido rol de brigadista, ser el último en irse del piso. Para desatar el infierno entre estos zombies sin alma.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

??????????????????????????????????????????????????????????????????'???no entiendo que vas a hacer

Ceci Fernandez dijo...

No hace falta aclarar nada... el término taciturno está perfectamente empleado...
Por cierto me resulta muy cómica La frase "Que embaracé a la Patova" me reí mucho con ello...
me intriga saber que infierno desatarás... "satán"=P

Saludos Wil!

Anónimo dijo...

Hace rato que leo tus historias y realmente comparto muchos de tus sentimientos respecto de lo chota que es la vida de oficinista... Y, emulando lo que haces, empecé a escribir yo también. Espero que pases alguna vez. Un abrazo

http://sinenie.blogspot.com

Anónimo dijo...

flojo este post :(

Exekiel dijo...

jaja me mato la forma de cortar a Paz... sos un grande...

A las cuatro y media voy a mirar mi reloj, y sonreir...

Nos vemos...

¿No hay olor a cable quemado? dijo...

Yo me salvé de pedo de ser otro brigadista.


Nunca te pusiste a pensar que todo eso es para qeu alguien te gaste al grito de "¡Wilfredo, se te quemó el asado!"

La Maga dijo...

Aplausos!

La Mar en Coche dijo...

que buena posicion ser el ultimo en irse del piso... y quedarte un momento solo, solo solo--- para hacer lo que se te ocurra. No puedo esperar al miercoles!
saludos!
e.-

¡Jotapé! dijo...

Muy buen relato, me gustó mucho cómo está escrito.

Salud.

aby dijo...

me encantó!

veo que no soy la única con el rechazo a la vida de oficina... al menos no estamos solos!!!

aby.

Hermanos Bladimir dijo...

Hermosa aguafuerte del S XXI, aunque como toda aguafuerte siempre vigente de uno u otro modo.
muy cómica la descripción!
no dejen de visitar...
www.hermanosbladimir.blogspot.com

Ella hacia el Este dijo...

Ja! me encantó...

Silvina dijo...

No hay mal que por bien no venga...

Aguante brigadista