Otro día. Otro lunes. Otra semana más.
Tacho los días en el almanaque de mi box como si fuera un preso contando los días. A él, cada día tachado lo acerca a su libertad, ya sea bajo el sol fuera de la cárcel o bajo el humo en la silla eléctrica. A mí, cada día tachado sólo me acerca a un nuevo almanaque. La libertad me es ajena. Estoy condenado a esta oficina.
Debe pesar una maldición divina sobre mi persona. Hice lo imposible para que me despidieran con indemnización pero sigo acá. Mandé cientos de CVs y no me llaman de ningún lado. De ninguno. Pero yo hablé de una maldición divina. Lo sentaron a Paz al lado mío. ¡A Paz…! Preferiría lamer las vías del subte antes de hablarle. ¿Alguien me consultó? No. Hoy llegué veinte minutos tarde, como acostumbro, y lo encuentro dejando sus cosas. Mis puños se iban para su cara, como chancho para los choclos, pero me contuve.
–¡Qué cara…!- me dice al verme- Se nota que es lunes, ¿eh?- agrega, sonriente, con esa voz estúpida que tiene, pensando que el odio que me puebla se debe al día de la semana. Encima se me queda mirando. Espera una respuesta de mi parte, algo de diálogo, de cordialidad, de humanidad. Y yo que quería sodomizarlo con un arbolito de Navidad.
–¡Y…! Los lunes se complica.- murmuro. Él sonríe. Las frases estereotipadas funcionan con los estúpidos. Me desplomo en mi box. Lo miro. Pocos Beldent de frutilla fueron masticados con tanto odio como el que estaba en mi boca en ese momento. Intento relajarme. Mientras Paz acomoda sus CDs de Paulina Rubio tacho al lunes de mi almanaque.
Otro día. Otro lunes. Otra semana más. Pero no importa. Tendré mi venganza.
Hasta pronto
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Como habrán notado, las historias de Donato quedaron en almanaques pasados.
Los invito a pasar por https://www.facebook.com/safarijirafas donde estoy
subien...
Hace 10 años
7 comentarios:
tenga cuidado con el arbolito navideño, que nunca falta quien le guste. A ver si despues terminan compartiendo un espacio mas estrecho que su cubiculo y le crea problemas. No me gustaria que su vida se llenara de mas corbatas que escotes
Siempre tan genial!
Siempre derrumbando disfraces!
Entre corbatas y escotes se dirime el hombre dela urbe.
Hay otra realidad posible en Internet.
vivo en un infierno y vos lo retratas
un infierno d corbatas y escotes
y sadicos tacos altos
ja! tal cual señor
tal cual!
Oiga, esto me recordó mis años de oficinista. No tenga miedo, ya le saldrá la indemnización.
Saludos,
Yo.
Debe haber algo bueno en este cambio. El puede inmiscuirse en sus cosa, pero usted también al tenerlo cerca puede conocerlo más. Saber cuales son sus debilidades, y cuando la venganza llegue, sea esta más efectiva.
Wilfredo lo estaba esperando, lo busqué durante los últimos meses. Sigue con su acidez a la que nos tiene acostumbrados. Quizás por ese agujero por el que cae esté esa esperanza diaria, ese ratito, esa ilusión de libertad. Siga, algo encontrará...
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