lunes, 23 de junio de 2008

Ni una palabra sobre el silencio

Revisé una y otra vez todos los diarios.
Pero nadie dice nada sobre eso.
Ni una noticia breve.
Ni una foto
Nada.
No.
No sé.
No sé porqué.
Y sigo buscando.
Una y otra y otra vez.
Quizás porque quiero entender.
No sé.
A la mañana mi mirada, perdida y aburrida, se apartó del monitor. Recorrió el modesto paisaje que me permite la ventana: este rectangular fragmento de edificios manchados de humedad y aires acondicionados. En ellos, un balcón. En él, una baranda. En ella, las manos de un oficinista. En el aire, un suspiro. Un salto. En la calle, un oficinista. O lo que quedaba de él.
Salieron otros al balcón y se agarraban la cabeza, lloraban, llamaban por teléfono. Algunos sólo miraban.
Giré alrededor. Nadie acá se había dado cuenta. Alguien se había lanzado al silencio. Apenas a unos metros. Y nadie se había dado cuenta.
–Se… se mató.- balbuceé.
Paz giró hacia mí, aún tarareando un tema de Paulina Rubio. –¿Qué pasa, Wil-man?
Detesto esta oficina. Y este trabajo. Pero aún más detesto tener que compartir cosas como esta, o como la muerte de Fontanarrosa, con gente tan… ajena. –Se mató un tipo.- dije mientras caminaba como un zombie hacia la ventana.
Miré hacia abajo.
Pero la metafórica arquitectura de este edificio nos priva tanto del cielo como del suelo. Sólo nos queda el rectangular fragmento de edificios manchados de humedad y aires acondicionados. En el mismo, un balcón. Con gente que aún se agarraba la cabeza.
Paz me preguntó lo que pasó y entonces me vi inundado de preguntas de todo el mundo. Detesto esta oficina. Y este trabajo. Pero aún más detesto tener que contar un suicidio para desterrar el tedio de oficinistas sin alma. ¿Hasta qué punto nos conducirá esta sed por lo divertido? Hasta la comida es divertida según las publicidades. Atroz, simplemente atroz.
Pedí silencio y me retiré al baño. Me encerré en el cubículo. Respiré. Sentí un nudo en la garganta. Cerré los ojos y me pregunté por qué era así. Si era por la impresión visual. O por una repentina sensibilidad con un desconocido. No es que sea insensible pero, seamos honestos, en la ciudad una persona se vuelve paisaje. ¿O nuestra sensibilidad no es acaso castrada cuando vemos alguien echado en la calle y el frío? Si no fuera así, si realmente no fuera así, nos detendríamos con cada uno. Pero no es así. Me pregunté, entonces, por qué el nudo. Y me dije que no era así. Que él no era yo. Que yo no llegaría a eso. Que hay mucho aún. Que estoy empapado de gris pero no ahogado en él. Abrí la puerta del baño y volví a mi lugar.
Miré enfrente. No había nadie en el balcón. Me vino la impresión que el lugar del oficinista ya había sido ocupado. Reemplazado como en un abominable mecanismo industrial. Una tuerca fallada que se cambia. Como si se tratara de una brillante sátira de Charles Chaplin o de Monty Python.
Reviso una y otra vez todos los diarios.
A ver si tuvo otro motivo para saltar.
Un engaño o quizás una estafa.
Una demanda titánica.
Cualquier motivo.
Cualquiera
Menos el
gris

15 comentarios:

Mar dijo...

no fue el gris.
no fue el gris.
no fue el gris.

Creamos que no lo fue.

Anónimo dijo...

Puede una situación laboral grisácea ser el motivo de un suicidio?

No lo creo.

Puede una situación laboral grisácea llevar a un hombre a un estado tal de fatalidad, donde todo pasa a ser gris, donde cosas que antes tenían color parecen haberlo perdido?

Eso sí lo creo.

No creo que el oficinista se haya tirado porque no soportaba más su trabajo.

Pero si creo que es posible que una situación laboral triste, de manera crónica, empiece a entristecer los otros ámbitos de la vida humana.

Especialmente, cuando no hay mucho más.

Muy triste.

Roncadera dijo...

Si hubiese sido x el gris, la calle estaría empapelada d fiambres...

Anónimo dijo...

remontamos. briyante

Anónimo dijo...

RENUNCIÁ, PASA HAMBRE, VIVI AUSTERAMENTE, MUDATE CON TUS VIEJOS O GARRONEÁ UN LUGAR EN LO DE UN AMIGO, Y ENCONTRÁ UN OTRO LUGAR EN DONDE ENCAJES EN EL MUNDO ECONÓMICO DE LOS HOMBRES, PERO DESDE UN LUGAR MÁS GENUINO.

NADA MÁS.-

aby dijo...

yo actualmente estoy en el gris... y vendo de tener un local de ropa artesanal y vender sahumerios... todo muy lindo pero la realidad económica me pasó por arriba y no me permitía ni siquiera salir el fin de semana para poder reponer mercadería...
por eso volví al gris... por eso el sacrificio... porque quiero tener mis cosas, sin depender de nadie en este empleo dependiente... no es contradictorio, ¿el sistema te tiene como una herramienta? sacale lo que querés al sistema y soñá... porque todo se acomoda... porque vas a conseguir lo que querés aunque por un medio gris... porque quizás aquellos de colores tampoco son tan brillantes una vez en ellos.

Saludos Will... se habrá olvidado de soñar esa persona?

aby.

Anónimo dijo...

No es el gris. Coincido con ronka.
Que mala suerte que hayas levantado la vista justo en ese momento.

Anónimo dijo...

es posta? paso de verdad eso?

Talambala 1 dijo...

No es gris, ni blanco ni negro...

Fue lo que tuvo que ser, ese segundo que borra años, historias, momentos, tensiones...

Que en paz descanse

katza dijo...

anda a revolear pelotitas al semaforo y a fumar marihuana.

Anónimo dijo...

Aburidisimos tus posts, ya no sos lo que eras...todo concluye al fin...

Anónimo dijo...

por gente como vos, anonimo, existe franchella y gente que repite lo mismo una y otra y otra vez y es estupida y no levanta un poco la cabeza. me parece q wil esta cansado un poco de eso. lo puso en su texto "no quiero ser franchela" oa lgo asi. pero estupidos como vos, limitados, siempre hay. queres pan y circo? mira tinelli y morite.

Anónimo dijo...

por gente como vos, anonimo, existe franchella y gente que repite lo mismo una y otra y otra vez y es estupida y no levanta un poco la cabeza. me parece q wil esta cansado un poco de eso. lo puso en su texto "no quiero ser franchela" oa lgo asi. pero estupidos como vos, limitados, siempre hay. queres pan y circo? mira tinelli y morite.

Wilfredo Rosas dijo...

Anónimo (último), nadie es para todos. No es cuestión de indignarse.

Alejandrito dijo...

Creo que el gris esta en todas partes y en cada uno de nosotros atrapándonos lentamente, no es solo una oficina, es la estación del tren, el subte, la cadena de comida rápida, la calle y la vereda; no son las cosas, sino las situaciones, es esa entupida idea que supone que tenemos que vivir trabajando para tener plata para vivir...trabajando. Soy parte de eso y no tengo la solución pero si tengo una idea. Pongamos un poco de color a nuestra vida, y talvez podamos ver más allá del pequeño rectángulo de gris húmedo que se ve por la ventana.
Gracias will por hacerme pensar, a lo mejor para vos no sea mucho pero para mi lo es