viernes, 8 de agosto de 2008

Algo muy profundo en el conglomerado de tedio, de chismes y de Paulina Rubio que es Paz quiere arrancarme la mano. Arrancármela con sus propios dientes. Pero ahí permanece. Levantada.
Pastelito también la recorre con su mirada. Me vomita una insinuación empapada de odio. Piensa que fui yo el que subió la foto de su hermana desnuda al disco compartido. Piensa que finalmente aceptaré mi culpa. –¿Wilfredo…?- desliza entre el nudo de su garganta.
–Yo sé quién subió la foto.
Pastelito resopla. Paz transpira. Se retuerce en el asiento. Lo mira a Pastelito, prediciendo tal vez su reacción. Como quien cierra los ojos al ser apuntado con un arma, anticipando el frío que se les meterá en las tripas. Pastelito tose. –¿Y quién fue?
Lo miro a Paz. Suspiro. Bajo la mirada. –No quiero hacer leña de un árbol caído pero—
–¡¿Quién fue?!- grita Pastelito, interrumpiéndome.
Todos cambian la posición en la que están parados o sentados, incómodos.
Lo miro. Quiero aplaudirlo. Quiero darle una palmada en la espalda y felicitarlo, decirle que finalmente abandonó los parciales territorios de los colores pasteles. Que finalmente libró sus sentimientos, sus emociones. Que se arriesgó a evitar esa censura higiénica propia de Disney sobre los sentimientos. Que se embarró de vida.
–Perdón.- se disculpa- ¿Qué nos estabas contando, Wilfredo?- repone, con el mismo tono monótono de voz de siempre.
Una lástima, me digo. –Fue Gutiérrez.
–Gutiérrez.- repite Pastelito.
Asiento con la cabeza. Quizás ya se fijó cuándo la foto fue creada. Quizás sepa que para esa fecha Gutiérrez ya había sido despedido. Quizás suponga que el hecho que media oficina vio la foto en el disco compartido alteró la inalterabilidad de esas fechas. Pero sin la ambigüedad de un quizás pocos riesgos se tomarían. Sin ir más lejos, habría cinco veces menos parejas dando vueltas. –Gutiérrez.- repito- No sé si tuvo algo con ella o si es una especie de joda—
–No me importa.- dice Pastelito. Permanece en silencio. Cierra los ojos. La foto de su hermana desnuda permanece ahí, a la vista de todos. Sus pezones y su vagina están ocultos burdamente bajo unos manchones de marcador negro, como si fueran territorios más desnudos que el desnudo. Como si esos tres puntos disculparan el hecho que está desnuda. Es tan evidente que hace todoe este escándalo por él y no por ella.
–Pueden irse.- dice.
Todos nos levantamos. Un escalofrío conquista mi espalda. Puedo sentir su voz diciéndome que me quede. Luego estaremos a solas y me dirá que si pienso que lo tomo por estúpido. Que no pudo haber sido Gutiérrez. Que estoy despedido. Pero nada sale de sus labios.
Todos nos vamos, dejándolo a solas con la foto de su hermana desnuda. Situación complicada.
Paz se me acerca. Me mira y sonríe nerviosamente. –Gracias.- susurra.
–La piedad ad honorem no es lo mío.- digo- No pienses que no te lo voy a cobrar.
Él abre sus ojos de par en par. Saca su billetera.
Lo interrumpo negando con la cabeza. Sonrío. –Tu dinero no vale acá.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

QUE?! ACASO MI DINERO NO VALE EN ESTE BAR?!?!?!

Sublime Wilfredo, aplausos de pie :D

Ivan.-

Anónimo dijo...

Tenés el alma de Paz en tus manos muajjajajaja

Anónimo dijo...

Síiiii, hacelo pagar.

Qué sufra!

Pero tarda un tiempo, que haya agonía y en el momento en que piense que te olvidaste, que se la dejás pasar...zácate!

Anónimo dijo...

Wil, estas mudito!todo bien???
besos, Fricata

Anónimo dijo...

No hablaste nada con Victoria después de este episodio? No puedo entender porque ese enfermo infeliz tiene una foto de ella...
Ya te desilusionó o vas a seguir esperándola?

katza dijo...

Patelito debe morir Pastelitodebe morir debeee m,orirrrrrrrrrr

aby dijo...

y entonces? cuánto vale la verdadera venganza?