miércoles, 23 de julio de 2008

La Guerra y el Paz

En la oficina hay momentos, varios momentos, donde todo pareciera detenerse. Como en la película El gran pez. Salvo por la mujer hermosa que ocasiona este alto. Y, también, por la ausencia de una vuelta a la normalidad.

El tiempo gotea insoportablemente lento en el rincón inferior derecho de mi monitor. Y no hay nada que lo apure. Tomar el café ácido de acá, revisar una y otra vez los mails o bajar a comprar caramelos son mis maneras de patearlo para que retome su trote. Pero el muy desgraciado se frota el trasero donde recibió mi puntapié, bosteza y continúa con su monótono andar. Inclusive, me atrevo a decir, insolentemente más lento.
Me paso la mano por la cara, desesperado. Ya llegará el momento en el cual, postrado en una cama, rogaré no haber deseado que todo transcurriera más rápido, que llegue el fin de mes, y el próximo, y el próximo así poder cobrar el aguinaldo. El tiempo entonces reirá último y, con una inigualable venganza, me mandará a guardar las patadas que le supe encajar en el trasero.
–Hace dos horas que son las once y media, ¿no?- me adivina Paz. Ah, Paz. Mi querido Paz. Sus días son una galería interminable y absurda de canciones de Paulina Rubio. Nada malo, horrorífico, emocionante, sucede en su mundo. Me digo que así debió ser Adán antes de conocer la miseria: ingenuo, somnoliento, insípido y, admitámoslo, estúpido.
Como supo decir Oscar Wilde, las cosas sencillas son el último amparo de los hombres complejos. O Paz es un hombre intrincado constantemente amparándose o será la sencillez donde pienso resguardarme. Por lo menos hasta que llegue la hora de almorzar.
–Se pasa lentísimo.- confieso- Terminé con todo hace un rato y pareciera una eternidad.
Asiente con la cabeza. –Pasa eso.- contesta. Se acerca con su silla. Mira a ambos lados. Entrecierra los ojos. –Si querés, te puedo dar algo jugoso para entretenerte.- propone.
Un hombre ingenuo hubiera aceptado sin dudarlo. Pero mi fe en la Humanidad murió cuando falleció Fontanarrosa. Por lo cual finjo un bostezo para ganar tiempo. Algo jugoso, dijo. Puede tratarse de más trabajo. O de algo referente a Paulina Rubio. Paz no tiene más mundos que esos dos. –No, gracias.- le declino- Veré cómo me las arreglo.
Paz sonríe. –Te lo perdés.
Hay picardía en su sonrisa.
Entrecierro los ojos. Todo mi instinto me grita que debo salir corriendo, como Francis Macomber, el personaje de Hemingway. Pero algo, en el fondo, me dice que si lo hago terminaré arrepintiéndome de la misma manera de Francis. Me sueno el cuello. Decido darle rienda suelta a la curiosidad.
–Dale, decíme, ¿qué es?
Paz se echa hacia atrás en su silla. Sonríe. Chasquea su lengua contra su paladar. Maldita sea. Que lo diga ya. Si me viene con algo de Paulina Rubio más le vale que sea una foto de ella desnuda o algo así. Algo que amerite semejante teatralidad de suspenso. Sino pienso estrangularlo. O golpearlo con mi monitor hasta que no quede más que una mancha. Lo que mi locura considere más apropiado.
Se me acerca. Mira a ambos lados. Me lo susurra al oído. Me quedo helado. Vuelve hacia atrás. Lo miro desconcertado. Asiente con la cabeza, satisfecho consigo mismo.
–No.
–Sí.- retruca.
Me cuesta respirar. –No puede ser.- balbuceo.
–Oh, sí.- responde, inflando el pecho.
Y se trataba de una foto de un desnudo nomás. Pero no de Paulina Rubio. Sino de Victoria. Mi amada Victoria.

13 comentarios:

Talambala 1 dijo...

HIJO DE PUTA¡¡¡¡

Matalo, como una rata, lo mas rapido posible¡¡¡

Se lo merece, es un infeliz¡¡¡¡

Muerte¡¡¡

Anónimo dijo...

Qué lindo que pase algo lindo en una gris oficina en un día gris.
Como acá, en mi gris oficina, en mi gris día en este gris rosario... Acá no hay desnudos... Pero cuando termine de escribir esto me voy a levantar, voy a ponerme los auriculares al mango y voy a caminar hasta el correo.
Con mi mejor sonrisa le voy a decir al encargado que ahí tiene el Telegrama de Renuncia con todos mis datos completitos, como me pidió.
Y una vez que haya hecho eso, voy a volver a la oficina, pero sabiendo que en 6 días más, voy a ser LIBRE.
Pobre, sí, pero Libre =)

Wil, igual voy a seguir estando acá, eh? ;)

Exekiel dijo...

EPA!!!!

Muerte... Amanecer Rojo!!!!

Mar dijo...

ups...
como una patada al pecho

Anónimo dijo...

uuuuuuuuuh de donde yo vengo eso amerita un golpe en el menton!

Anónimo dijo...

Nunca termino de entender el tráfico de fotos que se da en las oficinas.


No tener trabajo para hacer y que falten dos horas para irte (y no tener internet, como es mi caso), no ayuda para nada a la psiquis humana.

Anónimo dijo...

Lamentablemente a quienes creemos lindos e interesates en lugares como esos...siempre terminan defraudando...siempre terminan aliados del enemigo...para rompernos mas laesperanza de que algo alli vale la pena.
Pero justo PAZ?? prepara la venganza...consegui su foto desnuda y ponela de fondo de pantalla de todas las maquinas...para que sepa lo que pasa si se acuesta con gente que usa sweter color pastel

Paul Maril dijo...

¿La sacó él mismo o se la rapiñó a otro? ¿A quién? ¿Te daría lo mismo? Es fundamental saberlo antes de actuar...

Mathew dijo...

No te das una idea lo que te entiendo, mas cuando casi no hay laburo, ya no me alcanzan los juegos On line, ni las cadenas de mails con mis amigos de otros sectores, de hecho eso me llevo hacia el mundo de los blogs.
Lo de la foto no me paso nunca, mi jefa es mujer, dudo que pase algo asi, lo mas cercano son las cadenas de parecidos que armamos todas las tardes entre nosotros.

Muy buen blog.
Te pongo en los links.

Un Abrazo.


Mathew

Anónimo dijo...

Este Wilfredo durmió tanto que me tuve que encarar a Paz.
Sigue la Patova.

Roncadera dijo...

Laputaqueteparió, Wil.
Lo volviste a hacer...me dejás colgado hasta mañana...pero como sos re-hijodeputa, te vas a hacer el gil, y recién vas a postear el lunes...y encima no va a ser sobre esto de la foto...igual t banco XD

Pyro dijo...

VAAAAMOOOOOOOOOO!!!!

Queremos esa foto Wil!! Compartiiiii!!!!!

Pero la verdad, a vos que te molesta? Si es fiestera mejor!

Anónimo dijo...

le como toda la caca