lunes, 1 de junio de 2009

Abismo bajo los pies

Sal sobre los labios. Y abismo bajo los pies.

–¿447? Hay que jugarle.

Inmensidad. Inmensidad por todos lados.

–Claro. La noticia ahora subió de rango porque hay un argentino.

El chapoteo apuñalando el silencio. El sol apuñalando la mirada. Los ojos entrecerrados.

–Te apuesto que fue por culpa del argentino, que se afanó el pararrayos.

Sal en los labios, en la boca y en los ojos. Abismo bajo los pies.

–No tienen pararrayos los aviones.

Una bestia se retrae y hunde debajo, arrastrando trozos de metal y plástico y cables y vida y gente que nada hacia arriba con la oscuridad aferrada a sus tobillos.

–Sí que tienen. Pero igual si te da un rayo cagaste fuego. Es así.

Silencio. Sólo puede oír su propia respiración y los latidos de su corazón. Si hunde sus oídos bajo el agua le parece escuchar algo retorcerse. Y gritos. Intenta no hundirlos.

–Fue un rayo láser. Jeje. Te faltó la otra mitad de la noticia.

Su grito apuñala el silencio. Nadie responde.

–Mirá si los encuentran y los tipos estaban en una isla paradisíaca lo más panchos.

Quiere elevarse para ver mejor. Para discernir algo. No puede.

–O en Lost. Boludo, es Lost.

No ve horizonte. No ve nadie de quién sostenerse. No ve nada.

–A mí no me cierra lo que dicen los diarios. Si hay una tormenta el avión no se mete. Tienen un radar metereológico que pueden saber qué pasa media hora para adelante.

Sal en los labios, en la boca y en los ojos. Abismo bajo los pies.

–No te hagas el que sabe. Cortala con Google, vos.

Teme que alguna criatura desde abajo lo devore y no verla venir ni poder huir.

–No. No Google. Bing, el nuevo.

Vuelve a gritar. Nadie responde. Cierra los ojos. La sal le irrita la mirada. Sólo el sonido de su corazón y de su respiración en la inmensidad.

–Uy, no me metí. ¿Bing es el de Microsoft, no? Porque ya Google me estaba aburriendo.

Quedarse ahí o nadar. ¿Pero hacia dónde?

–El que está bueno ese de nombre complicado. Welfram algo. Welfram beta. Algo así. ¿Cómo era? Pará, pará que lo Googleo.

La imposibilidad de elevarse no le permite ver costa alguna. Teme, de todas maneras, lograr elevarse y no ver ningún horizonte más que océano.

–¿Ves? ¿Ves lo que te digo? Si lo tenés que Googlear no es bueno. Google es la ley, che.

Vuelve a gritar.

–Wolfram Alpha. Acá está.

Nadie responde.

–Para mí que a Google no lo destronan. Google va a ser el nuevo Imperio Romano.

Decide empezar a nadar. Siguiendo al sol. Sus oídos se hunden. Escucha algo retorcerse y gritos y golpes abajo. Es mi imaginación, se dice.

–¿Qué decís, man? Si Google fuera el nuevo Imperio Romano, Nostradamus lo hubiera dicho.

Intenta mantener su cabeza sobre el agua pero no puede y los gritos y los golpes y el avión retorciéndose en lo profundo le llegan desde abajo. Patalea y patalea y patalea y patalea.

–Nostradamus. ¿En serio? ¿Creés en él?

De un lado del mundo un manojo de personas patalea sobre lo profundo.

–Seguro. El tipo si hoy estuviera vivo estaría laburando para la CIA. Así de clara.

Del otro lado del mundo un manojo de oficinistas patalea sobre la superficie.

–O para el FBI.

Y los dos manojos, cada cual a su manera, se ahogan.

–Nunca entendí la diferencia entre esos dos.

17 comentarios:

The One Muppet dijo...

Noto un cambio de estilo, no se si en el estilo del escrito, o en el estilo del blog entero.. pero me gusta..

Saludos Wilfredo

Anónimo dijo...

yo cada vez me sorprendo más por la asociación libre que se da en las conversaciones. Es increible como de la noticia del avión pasaron a google, luego a nostradamus y al imperio romano... Que al pedo que están!!! (no digo vos, esos que hablan)...

Anónimo dijo...

Te comprendo perfectamente. Una vez tuve un grupo de trabajo asi, en el que TODOS tenian ese tipo de charlas. Incluso uno llego a preguntar quien era ese cantante que se llamaba Bossa Nova y del que todos hablaban ahora. Y no era un viejo, eh? Era un tipo de unos 30 anios.

Cris dijo...

La diferencia es que unos se ahogan a voluntad propia, los otros tan solo sucumbieron a los deseos de un cruel destino. La diferencia esta en no saber qué es mas triste...

maria elena fernandez dijo...

a mi lo q me gustaria saber es q tipo de conversacion te gustaria escuchar q no te haga sentir q toda la gente q te rodea es re pelotuda.. uno se la pasa hablando pelotudeces semejantes, solo q cuando no estas encerrado en la oficina queriendo matarte antes de estar ahi, no te molesta.

Anónimo dijo...

yo creo q wil no dice q los otro son pelotudos... me parece q evidencia un poco el sin sentido de una oficina, el aburrimiento, el zapping en las conversaciones, cuando aquello de lo que hablan es tan real y tangible como su descripcion de un hombre ahogándose en la mitad del oceano mientras otros como el como wil se ahogan en una oficina

Not I dijo...

sos traductor ofical de "wil"?

Anónimo dijo...

es lo q me parece nomas

Anónimo dijo...

se percibe un cambio, hermoso, por cierto...

Ella también dijo...

Ahora está bing.com y las cosas que escribimos solamente a dos metros de diámetro al rededor de nosotros mismos, entonces hay que desmaterializarse y trasladarse para

com

pren

der.

Qué loco, ¿no?

Un abrazo.

German dijo...

Me parece que ya entraste tanto en el papel de superado que el pelotudo sos vos.
Ya cansa que cancherees tanto con las boludeces que hablan los demás.

Sebastián Defeo dijo...

¿Nunca viajaste, solo, en un colectivo un sábado a la noche, volviendo a tu casa mientras todos recién salían y las conversaciones chapuceras te rodean y te sentías a kilómetros del mundo? ¿Y nunca estuviste en un colectivo un sábado a la noche, hablando y riendo con tus amigos, y viendo que alguien, sentado solo en un asiento, te mira raro?

Anónimo dijo...

me paso la segunda wilfredo hace poco, pero era porque veniamos boludeando con una "cajita musical" que era re densa.

cuando viajo sólo leo, duermo, canto o escucho música.

saludos, buen post!

not i dijo...

sola o acompañada siempre me miran raro

lix dijo...

uno dos tres probando

Anónimo dijo...

...para cuando la actualizacion...?

El Vocero dijo...

Fuerte.