Los músculos de su rostro se tensan. Sus ojos se retuercen, como una leña en un fuego que no deja de crecer y arder. La flecha sale disparada a través de sus labios. –Vos no tenés asma.- dice Ramiro.
–Tengo asma.- retruco.
Niega con su cabeza. –No, no. No tenés.
Levanto las cejas. –¿Decís que me curé?
–Digo que mentiste.
Me acomodo en la silla. –Mirá…- anticipo. Me levanto apenas, sosteniéndome en los apoyabrazos de la silla. Miro alrededor para cerciorarme que no haya nadie cerca. Él escolta mi mirada. Vuelvo a sentarme. Nuestros ojos se encuentran, cómplices. Me inclino hacia él. Me imita. –La cosa es así.- susurro, como en un secreto- Tengo asma.
Se echa hacia atrás, molesto. –No tenés.
–¿Por qué mentiría?
–Man. Hace un mes y no sé cuanto que no venís a laburar. Por eso mentirías.
–La licencia fue por un mes y medio, sí.
–Mentiste. Yo sé que al jefe le caés bien pero es cuestión de tiempo hasta que se avive. Mentiste, dale.
–No es que no trabajé en este tiempo. Me llevaron la compu a casa. Trabajé desde ahí.
Golpea el apoyabrazos de la silla, molesto. –Todos sabemos que no hay tanto trabajo. Te la habrás pasado boludeando. No me vengas a mí con que tenés asma, con que estabas preocupado con contagiarte la gripe A. Ni una vez te vi pasándote alcohol en gel. Ni una vez. No me vengas a mí con eso. Faltaste un mes y medio al laburo. No te vengas con la gran Marley diciendo “Every little thing´s gonna be alright” porque—
–Hablando de Marley, me lo crucé.- interrumpo. Ramiro me mira confundido. Asiento con la cabeza. Tomo un sorbo de café. –Pero no a Bob. No. Al otro Marley. Al que se tropieza y dice boludeces. Al putito.
–¿Qué? ¿Dónde?
–En el Imax. Fui a ver Harry Potter en 3D. Cómo se ve el 3D ahí es—
Levanta su índice mientras una sonrisa maligna estalla en su cara. –¿Ves? Sabía que te ibas a pisar. No podías ir al cine. Si en verdad tenías asma por un tema de contagio no podías ir al cine. No hay derecho, viejo, no hay—
–Mirá, Ramiro… Hay gente que muere resfriada, hay gente que muere quemada, hay gente que muere ignorada, hay gente que muere mediatizada, hay gente que pide indemnizaciones millonarias, hay gente que se indigna, hay gente que habla sin saber y hay gente que sabe sin hablar, hay gente que no ve un mango, hay millones de pesos que terminan en los bolsillos más indebidos, hay miseria y hay dolor y hay odio y muerte y no hay un Dios y lo que sí hay es vastedad y silencio y un universo que tiene 14 billones de años, billones, sí. ¿Me vas a decir que frente a tantas cosas tan vastas que hay dando vueltas vas a preocuparte por algo tan minúsculo que, encima, no hay?
Frunce el entrecejo. –Yo…- balbucea.
Niego con la cabeza. Suspiro, dolido. –Me indignás, Ramiro. Me indignás.
–Pero—
–Shh.- callo, llevando mi dedo a mis labios- Tengo mucho trabajo.
Me doy vuelta, prendo la computadora. Me pongo los auriculares. No suena nada pero finjo que sí. Finjo que es Marley. –Baby don´t worry…- tarareo.
Siento atrás mío al odio creciendo y estallando en Ramiro. Pero no me preocupo ante la cercanía del mismo. Ante su amenaza sólida. Algo que aprendí en estos días mientras hacía paracaidismo. Se lo debería mencionar.
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